Pedrito está feliz. Su novia llegó. Muy hermosa. Más que cuando se fue.Se aman. Es muy hermoso lo que siente Pedrito. Sigue conociendo cosas nuevas de su novia y le gustan. Le gusta conversar con ella. Desde el amanecer,-Pedrito ya vive con su novia-,mientras saborean el primer café y escuchan los pajaritos están conversando. Pedrito de espaldas a la ventana del salón. Su novia frente a él y a la ventana. Unidos por sus manos, ella le habla de su infancia. De sus padres y sus abuelos. De vez en cuando, le acaricia la cabeza, y Pedrito siente mariposas en la barriga y los pelos de todo el cuerpo se le ponen de punta. Una bisabuela, mulata, nació esclava en una hacienda entre Bayamo y las Tunas. Y dice que su espíritu no la abandona. Por eso es que se levanta muchas veces por las mañanas con sabor a tabaco. Le habló, en silencio casi, de Rosa la Gitana. Casi nadie sabe de ella. Es como un secreto. Y de su muñeca. Todo lo que le contó esa mañana tiene un halo de misterio y espiritualidad. Pedrito piensa que por la noche se tapará con las sábanas y se pegará a su novia.
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