miércoles, 11 de junio de 2008

La azotea




El padre de Pedrito tiene un amigo que era en Cuba maestro. Se llama Julio, como el militar. Julio se fue hace tres años de Cuba. Está en España. Se fue solo. Estaba divorciado, sin hijos. Tenía una amiga estaba casada con un español. El español le puso un contrato de trabajo en España a cambio de 2.000 dolares . Julio estuvo ganando al principio para el gallego. El padre de Pedrito y Julio nunca perdieron la correspondencia y sabían uno del otro. Julio había venido a Cuba por unos días. Estaba en La Habana y había invitado al padre de Pedrito a tomar en el hotel donde se alojaba. En La Habana Vieja. En Plaza de Armas. Pedrito no había entrado nunca en el hotel Santa Isabel. Fue con su padre, que preguntó a la muchacha de carpetería, Beatriz, por Julio. Al poco tiempo, menos de un minuto, vieron acercarse a Julio, que fue interceptado por el custodio. Julio le dio un billete. El padre de Pedrito resopló antes de abrazar a Julio. Pedrito era un hombre ya y estrechó la mano de Julio que les invitó entrar al bar. Había una muchacha cantando boleros. Cantaba muy bien. Y era muy guapa. Trigueña. Ojos oscuros. Muy bella. Julio pidió cerveza, al igual que su padre y Pedrito. El padre de Pedrito le deijo a Julio que estaba indignado. Que por qué había pagado al custodio, que ellos podían entrar al hotel. No te dejes meter el pie!!! Julio, coño, compadre!!!! La muchacha que cantaba los boleros se acercó a la mesa, a Pedrito y le dijo: Quiere usted alguna canción en especial. "Esta tarde vi llover", respondió Pedrito.

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