jueves, 18 de septiembre de 2008

De pronto la lluvia cobró fuerza. El viento no era molesto. Pedrito no llevaba paraguas. No acostumbraba casi nunca. Recuerda que siempre que tuvo, los olvidó en parte alguna. Pasaba por la puerta de un colegio de Centro Habana. Una niña le sorprendió tirándole del pantalón.:
-Señor se está mojando.
-Me gusta mojarme. Tú nunca te has mojado?
-Sí, pero ahora estoy un poco tupida y tengo catarro. A usted le pasará lo mismo si sigue mojándose.
La niña le brindó el paraguas para que lo manejara Pedrito.
Pedrito lo cogió sorprendido ante tanta amabilidad e intentó en todo momento que la lluvia no hiciera blanco en la niña y flanqueó su cuerpo en función del viento. El se estaba mojando como antes, pero intentó que la niña no lo adviertiese.
-Cómo te llamas?, preguntó Pedrito.
-Marielis, me llamo Marielis.
-Bonito nombre. Vives cerca?
-Sí, gire a la izquierda en Belascoain. Vivo en la tercera cuadra a la izquierda.
-Iremos juntos hasta tu casa.
-Llévese el paraguas. Mañana me lo devuelve.
-No, no yo vivo en la esquina de Zanja con Belascoain. Pedrito mintió para no quedarse con el paraguas. Desconocía si Marielis debía salír en lo que quedaba de tarde. Y así evitaría las preguntas de la madre a Marielis.
-Y usted cómo se llama?
-Me llamo Pedrito.
-Pedrito es nombre de niño.
-Todo el mundo me llama así. Te gustan los cuentos?
-Sí, me gusta que mi madre me los lea. Y yo tam bién los leo. Me lee “meñique”, “la muñeca negra”, “Bebé y el señor don pomposo”, y algunos más.
- Y los Zapaticos de Rosa?
-Sí, tam bién.
-Hay un poema sobre una bailarina española..
Síiiii, “El alma trémula y sola”, mi mamá lo declama. Y yo aprendo baile español. Comienza así:

El alma trémula y solaPadece al anochecer:Hay baile; vamos a verLa bailarina española.
Han hecho bien en quitarEl banderón de la acera;Porque si está la bandera,No sé, yo no puedo entrar.
Ya llega la bailarina:Soberbia y pálida llega:¿Cómo dicen que es gallega?Pues dicen mal: es divina….
Pedrito escuchó asombrado. Sorprendido ante tanta dulzura y vigor en la declamación de esa niña que le había brindado el paraguas.
-Ya hemos llegado a mi casa Pedrito.
-Marielis, como te gustan los cuentos, toma, tengo un libro de cuentos clásicos. Espero que te gusten.
-Gracias, Pedrito!!!!!
-Gracias a ti, Marielis. Tienes un paraguas muy bonito.
-Me lo regaló mi tía. Pronto vendrá, vive en España. Ha tenido una bebita linda, linda.
-Enhorabuena, me alegro, Marielis. Ahora tú debes contarle los cuentos a tu primita.
-Estoy deseando.

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